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Aprender a usar la tele

El consumo de televisión por niños hasta 12 años en España es cerca de 3 horas al día según Sofres Audiencia de Medios  en su informe para junio de 2009. Este consumo es inferior a la media que se coloca en torno a más de cuatro horas y media. Aún así los niños consumen muchas horas de televisión al día y se hace por tanto conveniente que los padres enseñemos a nuestros hijos a hacer un uso racional y crítico en el consumo de este medio.

Educar para consumir y ver televisión de una manera más crítica y racional supone:

  • Plantearnos objetivos que se puedan cumplir.  Hay que aprender a convivir con el medio. Más que censurar por completo la televisión y prohibirla hay que lograr que los niños hagan un uso beneficioso de ella.
  • La televisión juega un papel muy importante en la vida social del niño como medio de socialización. El sentimiento de pertenencia a un grupo tiene mucha importancia y en ocasiones los contenidos televisivos intervienen en este proceso de integración. Cuando planteemos unos hábitos de consumo saludable debemos tener en cuenta el posible temor del niño a verse aislado.
  • Se debe controlar la cantidad de tiempo que se dedica a ver la televisión y procurar que su consumo no sea excesivo. Es conveniente elegir de forma premedita que es lo que se quiere ver y poder justificar estar elección. A menudo nos sentamos delante del televisor a ver que están poniendo, hacemos un rápido zapping y al final no vemos lo que más nos gusta sino lo que menos nos disgusta. Podemos enseñar a los niños a elegir sus programas y a programar sus actividades para que no terminen por aburrimiento acercándose al televisor. Podemos usar la programación del periódico o del teletexto. Indicarles a que hora se encenderá la tele y, que cuando termine el programa elegido, se tiene que apagar.
  • Como consecuencia del punto anterior, se hace necesario educar a los niños en el ocio. Se debe proveer a los niños de actividades para el tiempo libre que eviten que la televisión sea el único recurso de ocio. Para crecer sanos, los niños y los jóvenes deben leer , hacer deporte y entretenerse con juguetes convencionales que cumplen importantes funciones educativas.
  • La televisión puede hacer olvidar que los niños deben jugar con otros niños. Fomentemos actividades colectivas, como la práctica de algún deporte de equipo.
  • El consumo excesivo de televisión también tiene consecuencias sobre la salud del niño. Es responsabilidad de los padres que el niño desarrolle hábitos saludables en cuanto a horas de sueño, alimentación y ejercicio físico.
  • Enseñar a los niños a interpretar, con espíritu crítico, los mensajes que nos llegan de la televisión. El niño recibe una gran cantidad de información que, en la mayoría de los casos, no tendrá ninguna relevancia o interés. Ayudémosle a seleccionar y a jerarquizar entre la multitud de datos que recibe.
  • Si los niños o jóvenes presentan interés por algún tema específico de los contenidos televisivos (programas deportivos, documentales geográficos o de animales, programas de cine, de bricolaje…) les aportaremos fuentes de información alternativas y complementarias a la televisión para que cultiven esa afición: revistas, periódicos, libros…
  • Conocer nuestros derechos y reclamarlos. Se puede denunciar tanto públicamente (cartas al director…) como oficialmente (ante las propias cadenas, ante los organismos encargados de velar por el cumplimiento de la ley o ante Asociaciones de Consumidores) los incumplimientos de la ley que detecte, especialmente si son reiterados o afectan a la protección de la infancia.
  • Para lograr que jóvenes y niños consuman televisión de una forma racional y crítica, lo adultos deben dar ejemplo optando y exigiendo una programación de calidad. 

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